Machiavelli, Niccolò

Discursos de Nicolao Machiaveli. Dirigidos al muy alto y poderoso Señor don Philippe Príncipe de España nuestro Señor

era necesario primero que viniesen a las
manos, de obrar alguna cosa por la cual
su ejército depusiese aquel terror que el
miedo del enemigo le había puesto, y co-
mo prudentísimo capitán puso más de
una vez a su ejército en parte, pordo los
Cimbrios con su ejército habían de pasar, y
así dentro al fuerte de su campo quiso que
sus soldados los viesen, y impusiesen a sus
ojos a la vista de aquellos enemigos, para
que viendo una multidud desordenada
llena de impedimientos, con armas de-
saprovechadas, y parte dellos desarma-
dos, se asegurasen y se hiciesen deseo-
sos de la pelea, el cual partido como fue
tomado de Mario sabiamente así debe
de ser de los otros imitado, para no incur-
rir en aquellos peligros que yo arriba digo y
para no haber de hacer como los Franceses.
«

Qui ob rem parvi ponderis trepidi in Tiburtem agrum,
et in Capaniam transierunt». Y porque en este dis-
curso, hemos alegado a Valerio. Corvino
quiero (por medio de sus palabras) amos-
trar de qué manera debe ser un capitán.

Capítulo treinta y ocho.
De qué manera debe ser un capitán para que

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