Machiavelli, Niccolò

Discursos de Nicolao Machiaveli. Dirigidos al muy alto y poderoso Señor don Philippe Príncipe de España nuestro Señor

lo tuvieron los Romanos (como arriba he-
mos dicho) cosa muy dañosa el vituperar
a los hombres y el darles en rostro con al-
guna su vergüenza o afrenta porque no
hay cosa que encienda más su corazón ni
que engendre mayor odio o burlando, o de
veras, que ello se diga. «

Nam facetiae asperae,
quando nimium ex vero trasere acrem sui me-
moriam relinquit prudentes».

Capítulo veinte y siete, a
los Príncipes y a las repúblicas les debe de ba-
star de vencer, porque las más de las veces que
no se contentan se pierden.

Usar yo palabras contra el enemigo
poco honrosas, nace las más veces de
una insolencia que os da o la victoria
o la falsa esperanza de la victoria la cual fal-
sa esperanza hace no tan solamente e-
rrar a los hombres en decir, mas también
en obrar. Porque esta esperanza cuando
ella entra en los corazones de los hombres
les hace pasar la raya, y perder las más ve-
ces aquella ocasión de alcanzar a un bien

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