Machiavelli, Niccolò

Discursos de Nicolao Machiaveli. Dirigidos al muy alto y poderoso Señor don Philippe Príncipe de España nuestro Señor

nera que quien hobiera leído las cosas que
hizo aquel pueblo tantos años antes, y des-
pués leyese lo de aquellos tiempos, no po-
dría en ninguna manera creer, que hubiera
sido un mesmo pueblo. Y después que,
Tito Livio ha acabado de contar todos los
sobre dichos desórdenes concluye dicien-
do «

Adeo obcoecat animos fortuna, cum vim suam
ingruetem refringi non vult». Ni puede ser más
verdadera esta conclusión. Por donde los
hombres, que ordinariamente viven en
las grandes adversidades, o en las grandes
prosperidades merecen menos loores o
menos infamia. Porque las más veces se ve-
rá que aquellos fueron llevados a una rui-
na o a una grandeza que los llevó una gran
comodidad que les hicieron los cielos, dán-
doles ocasión o quitándosela de poder o-
brar virtuosamente. Mas la fortuna hace
esto que ella escoge a un hombre de tanto
espíritu y de tanta virtud cuando ella qui-
ere efetuar: cosas muy grandes, que él sepa
conocer aquellas ocasiones que ella le re-
presenta. Y por consiguiente cuando ella
quiere efetuar grandes ruinas ella propo-

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