Machiavelli, Niccolò

Discursos de Nicolao Machiaveli. Dirigidos al muy alto y poderoso Señor don Philippe Príncipe de España nuestro Señor

herir: micer Antonio de Volterra diputa-
do (como arriba se ha dicho) para matar a
Lorenzo de Médicis, en allegándose le di-
jo «¡ah traidor!» la cual voz fue la salud de Lo-
renzo y la ruina de aquella conjuración
puede ser no dar perfeción a la cosa, cuan-
do se hace conjuración contra una cabeza
por las causas ya dichas. Mas facilmente no
se le da perfeción cuando se conjura con-
tra dos cabezas, mas antes es tan dificulto-
so, que es casi imposible, salir con ella, por-
que hacer un semejante hecho, a un mes-
mo tiempo, en lugares diversos, es casi im-
posible porque en diversos tiempos no se
puede hacer: no queriendo que la una bo-
rre a la otra: por manera que si el conjurar
contra un príncipe es cosa dudosa, pe-
ligrosa y poco prudente, conjurar contra
dos, es del todo vanidad. Y si no fuese
por reverencia del histórico, yo nunca cre-
ería, que fuese posible lo que dice. Herodia-
no

de Plauciano cuando él mandó él a Sa-
turnino centurión, que él solo matase a
Severo, y a Antonio habitantes en diferen-
tes lugares, porque ella es cosa tan fuera

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